jueves, agosto 18, 2011

CARTA ABIERTA DE LAS HIJAS DE ZELOFEHAD A LA ASAMBLEA GENERAL DE LA IGLESIA NACIONAL PRESBITERIANA DE MEXICO REUNIDA EN CONCILIO TEOLÓGICO PARA LA ORDENACÓN DE LA MUJER

Xonacatlán, Estado de México, Agosto 18 de 2011

R. ASAMBLEA GENERAL DE LA IGLESIA NACIONAL PRESBITERIANA DE MÉXICO

PRESENTE.

“Vinieron las hijas de Zelofehead Y se presentaron delante de Moisés, sacerdote Eleazar, Príncipes de toda la congregación a la puerta del Tabernáculo” m. 27.1-2

Reciban un saludo fraterno en el Nombre del Dios de amor que nos ha salvado a hombres y mujeres por medio de su hijo Jesucristo.

Nos dirigimos a ustedes con el debido respeto, manifestando que somos mujeres que pertenecemos a la Iglesia Nacional Presbiteriana, miembros de varias Iglesias, y pertenecientes a diversos Presbiterios pero a quien nos une la fe en nuestro Dios. Como cristianas somos confesantes y firmes en nuestra doctrina por ello mismo nos sentimos agraviadas al darnos cuenta que las autoridades eclesiales que gobiernan la Iglesia a la que pertenecemos, la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, actúan sin tomar en cuenta el llamado y amor que tenemos al servicio al Señor, sobre todo a sabiendas de que muchas mujeres cuentan con preparación teológica, aptitudes, dedicación y tiempo para trabajar en diferentes ministerios, incluyendo los ministerios ordenados, y así participar en igualdad de tareas propias del ministerio ordenado, pastoras, ancianas o diaconisas, como lo son enseñar, aconsejar, consolar, administrar. etc. en completa congruencia con la doctrina reformada del sacerdocio universal de todos los creyentes.

Sabemos que el esfuerzo realizado por las mujeres no ha sido fácil, la historia da testimonio de las luchas de mujeres y hombres para que la mujer adquiera dignidad, pero sobre todo se distinguen los esfuerzos orientados al reconocimiento de la participación femenina en lo eclesial. Damos Gracias a Dios por la vida de cada mujer que sirve en la obra de Dios en iglesias donde se ha reconocido su labor y el derecho otorgado por Dios para ministrar en diferentes aspectos, como es el pensar, escribir, ministrar en igualdad con el hombre, ¡felicidades por quienes hombro con hombro, mujeres y hombres, engrandecen la obra del Señor en completa igualdad y amor! loable es que se haya logrado un reconocimiento al llamado del Señor en equidad y que en esta dualidad se encuentran trabajando en la obra del Señor, saliendo de esa marginación que lamentablemente impera en muchas actividades tanto política, sociales, religiosas, que estamos viviendo. Toca hoy a esta asamblea reunida en concilio tomar una decisión a favor de la construcción del Reino de Dios y dar testimonio a muchos de que el Espíritu de Dios se mueve creando y recreando entre la Iglesia Nacional Presbiteriana de México.

Dios formó al hombre y la mujer para ser unidad, ambos se someten a su voluntad, ambos han pecado, y para ambos cubre la Gracia de Dios, para ambos es la redención dada por el Señor Jesucristo, el hombre que vino a reivindicar a la mujer aquí en la tierra, en el mundo patriarcal que se vivía, por ello pedimos que tomen ese ejemplo y emitan su voz, a favor del derecho que tenemos de igualdad para poder desempeñar el trabajo de evangelización, de poder ser ancianas de iglesia, diaconisas y pastoras para honrar a Dios en un servicio plenamente reconocido por nuestra iglesia. Escuchen nuestra protesta e inconformidad por la desigualdad que más corresponde cuestiones culturales y de intereses lejanos del amor del Señor. Como mujeres sabemos el derecho tenemos de ejercer el sacerdocio universal conforme nuestra doctrina, como mujeres hacemos un llamado para el engrandecimiento de la obra de Dios en nuestra patria y contribuir en estos tiempos difíciles en la búsqueda de un México más justo.

Hemos tomado como bandera bíblica la historia de las Hijas de Zelofehad (Núm. 27. 1-11) quienes protestaron, se inconformaron, y consideraron justo ante Dios y el pueblo de Israel su petición de derecho a tener herencia, en circunstancias de un sistema patriarcal con pocas ventajas para las mujeres. Esa valentía que asumieron, ese riesgo que corrieron al acudir ante Moisés, del sacerdote Eleazar, delante de los príncipes, y de toda la congregación a la puerta del tabernáculo, a formular su petición e inconformidad, siendo considerada por Dios JUSTA SU PETICION, por ello con tal fundamento bíblico formulamos respetuosamente nuestra petición. Esperando que antes de tomar cualquier decisión conciliar se consulte a Dios sobre la justicia de nuestra solicitud. En las iglesias presbiterianas de América Latina, y del resto del mundo, hemos sido escuchadas y Dios ha emitido un juicio justo a favor de nuestra causa.

Aunado a ello contamos dentro del campo secular el fundamento que nos otorga la máxima ley que gobierna nuestro país en donde todo individuo gozará de las garantías individuales que otorga la Constitución General de la República, concretamente, El varón y la mujer son iguales ante la ley” (art- 4º.)por lo que cualquier norma debe de sujetarse a los principios Generales de esta Constitución, respetando las garantías individuales, los derechos humanos y de manera relevante la dignidad e integridad de las mujeres. (Art.- 2o-, apartado A, II)

Artículos y disposiciones que de no tomarse en cuenta darían lugar a violaciones, ya que toda legislación de la índole que sea, debe de tomar en cuentas estas disposiciones que aun cuando pertenezcan a la vida interna de las Iglesias, deben estar acordes con la ley máxima: por lo que pedimos se acate la igualdad de derechos tanto para el hombre como para la mujer, ya que no existe impedimento teológico para considerarlas al margen de los planes de Dios.

Oramos por que nuestra Iglesia crezca espiritualmente, que su obra se lleve a cabo de acuerdo a la voluntad de Dios en donde no exista interés político ni sectario, sino la unidad del amor que fue declarado por nuestro Señor Jesucristo y que el Espíritu Santo guié la obra de evangelización y crecimiento de su Iglesia.

“Dios respondió a Moisés. Bien dicen las hijas de Zelofehad, le darás la posesión de una heredad. Traspasarás la heredad de su Padre a ellas (Núm. 27.7)

1 Comments:

At 1:00 a.m., Blogger Nehemias said...

¿dónde encontramos la igualdad de oficios en ambos proclamada por quienes están a favor de la ordenación de nuestras hermanas? En los postulados apóstatas de la filosofía humanista, la cual está enraizada en una negación sistemática de la verdad de Dios expresada en su Palabra.

 

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